Invasiones cruzadas de Egipto

Entre los años de 1163 y 1169, el Reino de Jerusalén emprendió una serie de invasiones cruzadas de Egipto con el objeto de fortalecer su posición en el Levante, aprovechando la debilidad del califato fatimí.

Las invasiones iniciaron como parte de una crisis de sucesión en el califato fatimí, el cual comenzó a desmoronarse bajo la presión tanto de la Siria musulmana (gobernada por la dinastía zenguí) como de los Estados cruzados cristianos. Mientras un bando pidió ayuda al emir de Siria, Nur al-Din Zenguí, el otro pidió ayuda a los cruzados. No obstante, a medida que la guerra avanzaba, se convirtió en una de conquista. Varias campañas militares sirias en Egipto fueron truncadas justo antes de alcanzar una victoria total a raíz de las agresivas campañas militares de Amalarico I de Jerusalén. Aun así, y a pesar de varios saqueos, en términos generales las cosas no salieron bien para los cruzados. Un asedio combinado bizantino-cruzado sobre Damieta fracasó en 1169, el mismo año en que Saladino tomó el poder como visir en Egipto. En 1171, Saladino se convirtió en sultán de Egipto y a partir de ese momento los cruzados centraron su atención en la defensa de su reino, el cual, a pesar de estar rodeado por Siria y Egipto, logró mantenerse durante otros 16 años. Cruzadas posteriores intentaron apoyar al Reino de Jerusalén enfocándose en el peligro que representaba Egipto, pero estos intentos fueron en vano.


© MMXXIII Rich X Search. We shall prevail. All rights reserved. Rich X Search